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Mostrando las entradas de febrero, 2018

LA LEYENDA DEL PADRE SIN CABEZA.

Eran tiempos de la Colonia en los cuales la pobre iluminación de los faroles creaba tintineantes sombras fantasmales en cada rincón, asustando a los transeúntes, que a falta de transporte público se veían obligados a caminar largos tramos en horas poco adecuadas. En aquellos tiempos la obscuridad completa llegaba a 6 o 7 de la noche, entonces la gente se refugiaba en sus casas y salían solamente por necesidad u osadía, pues trataban de evitar un encuentro con los hambrientos espectros que poblaban las calles haciéndolas suyas y convirtiéndolas en escenarios de sus travesuras demoniacas. Los templos, a pesar de considerarse la casa de Dios, eran sitios especialmente temidos, pues por las noches se veían vagar por el claustro sombras fantasmales que podía o no ser las causantes de extraños ruidos los cuales agregaban una densidad tenebrosa al ambiente. Eran más las historias de espantos y aparecidos que situaciones de milagros o dicha las que se contaban sobre estos sitios.