Nunca es bueno manejar solo por carreteras solitarias, menos aún cuando es de noche, pero Denisse era una aventurera, ella no necesitaba estar acompañada para salir. Eran más de las 11 de la noche, ella tenía unos cuantos tragos de más y el sueño le estaba ganando, ya no se sentía con la capacidad de seguir manejando y el tanque de la gasolina se estaba vaciando poco a poco. Estuvo a punto de quedarse varada a un lado de esa oscura carretera cuando logró visualizar una gasolinera aparentemente abandonada. El lugar estaba totalmente solitario, extrañamente tenía combustible y aprovechando su suerte, se detuvo en la estación de de servicio y empezó a llenar el tanque. Escuchó unos pasos y observó todo el panorama, no había nadie y eso la aterró, pensó que de alguna manera podría suscederle algo malo y desesperada, terminó de cargar el tanque y se subió a su auto. De la nada, alguien apareció frente a su auto con una mirada desorbitada. “Morirás, sal de ahí, van a matarte”