Son
muchas las leyendas que se ciernen a este instituto cultural poblano, la mas
conocida es la de la monja que se aparece por las noches y es que antes de ser
el instituto cultural de Puebla, fue el resguardo del archivo estatal, y antes
al parecer un convento jesuita.
Por
lo que las leyendas en este sitio, están a la orden del día, nosotros les
contaremos una de ellas, y es el de la monja del instituto cultural poblano.
Reina
Gallegos, directora del Instituto cultural hace ya algunos años, fue presentada
en el cargo, el cual se había ganado mas por compadrazgos que por méritos
propios, Reina era una persona muy déspota con sus subalternos, dejando tareas
que sobresalían de las obligaciones que los empleados tenían.
Pero
parece que tenia mas ahincó en hacerlo a una señorita, que al llegar al
trabajo, nunca le cayo, se trataba de Martha Segovia, una muchacha humilde que
había subido, de nivel, por méritos propios, y empezado desde la intendencia
del lugar.
Siempre
que veía que Martha estaba por terminar sus labores, le mandaba llamar para
dejar tareas, que sabia que llevaban horas, y este calvario duro meses, hasta
que un día que Martha se enfermo y quiso hacer lo mismo a otra persona, esta no
se dejo y lo tuvo que hacer, la directora del plantel.
No
sabia que a Martha constantemente se le aparecía, la monja, pero nunca le hizo
daño alguno, quizás porque en el fondo sabia que la muchacha no tenia en su
alma, ningún mal, en cambio con la directora, todo cambiaría.
Maldita
criada.- expreso Reina Gallegos, pero mañana la suspenderé, que me haga esto a
mi, que no me quiera hacer caso, si yo soy la ley en este instituto (Grito a
todo pulmón), a lo que solo una carcajada se escucho.
¿Quien
anda ahí? grito de nuevo la directora, en eso cuando volteo, la monja estaba a
su lado, ahora sabia porque nadie se quería quedar en el instituto, fuera de
horario, y la directora se desmayo, al despertar, vio que estaba amaneciendo y
las personas llegando a sus labores, como pudo se levanto y se fue al baño, aun
temblando, tan solo de recordar por lo que había pasado unas horas atrás, al
verse en el espejo, se dio cuenta que del susto, su pelo se había encanecido
totalmente, fue cuando se fue a ver como estaba Martha, y al verla casi igual
empezó a llorar.
¿Porque
nunca me dijiste lo que pasaba? le dijo la directora a la subalterna, a lo que
contesto la trabajadora, “Nunca me lo iba a creer”, desde ese día, a la
directora se le quito lo déspota con el personal, y nunca mas pidió que se
quedaran tarde a trabajar.
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