Muchos
creen que los súcubos y los íncubos son como esos típicos demonios alados, con
cuernecitos y cola. Nada más lejos de la realidad. Son demonios horribles, sí,
pero su aspecto cuando se mueven por nuestro mundo no les delata en absoluto.
Demonios súcubos
Estos
demonios poseen siempre el aspecto de una mujer de belleza extraordinaria, piel
perfecta y cabello oscuro o rojizo. Posiblemente, el mismo aspecto de Lilith,
Reina de la Oscuridad y la Noche, de quien se cree que descienden todos los
demás súcubos.
Se
esconden tras esta atractiva fachada para conseguir atraer y tentar a los
mortales que se cruzan en su camino. Su única misión es atraer primero para
atormentar después.
Sus
movimientos son ágiles y precisos. Su forma de caminar es muy seductora y
cuentan con una gran presencia y carisma. Ese tipo de carisma que fascina y
casi deja hipnotizado a su interlocutor, aunque un espectador avispado podría
saber que se trata de un demonio por ese destello en su mirada de oscuro y
enfermizo deseo.
Hablan
varios idiomas, por lo que no tienen problemas para entablar conversaciones y
establecer nuevas relaciones sociales. Podrían considerarse la compañía ideal
si no fuese porque, en ocasiones, se dejan llevar y sacan su lado más lascivo.
Los
demonios súcubos no necesitan mostrarse agresivos y, además, rehúyen los
conflictos. Prefieren usar su capacidad de persuasión y don de gentes para
conseguir sus propósitos. Además, en caso de necesidad, no dudarán en adoptar
el papel de víctima o de damisela en apuros. Incluso pueden enredar y poner a
unos en contra de otros por simple diversión.
Una
vez tienen elegido al mortal procuran alejarse con él de la multitud, y
entonces usan su capacidad de sugestión, muy parecida a la de los vampiros,
para hacerle creer prácticamente cualquier cosa que deseen. Cuando la víctima
entra en ese estado hipnótico pasa a ser atacada por el súcubo, que consume la
energía de la víctima mientras mantienen relaciones sexuales.
Estos
demonios se nutren de la energía vital del mortal, energía que también les
permite mantener ese aspecto joven y encantador.
Tras
el estado de inconsciencia, las víctimas pasan a un sueño profundo del que
suelen despertar agotadas, deprimidas y con la sensación de haber vivido una
horrible pesadilla, aunque si el súcubo se excede extrayendo energía es posible
que no consigan despertar y acaben muriendo.
Algo
que divierte mucho a estos demonios súcubos es atacar a hombres virtuosos o que
han hecho voto de castidad. Les encanta atormentarlos al despertar del sueño
con recuerdos de orgías y perversiones que los hacen sentir muy avergonzados.
Aunque
no es habitual, en ciertas ocasiones los súcubos muestran su verdadero aspecto
mientras mantienen relaciones con sus víctimas. Los ojos de serpiente, los
colmillos, las alas de murciélago y la cola son un “extra” de martirio del que
disfrutan cuando su víctima no les gusta especialmente.
Demonios
íncubos
El
demonio íncubo es la contrapartida masculina del súcubo. Un hombre joven, muy
atractivo y fuerte que seduce y atrae generalmente a mujeres, a las que
atormenta de la misma manera que suelen hacerlo los súcubos.
Existe
la teoría de que estos demonios son descendientes de ángeles caídos que han
degenerado en succionadores energéticos. Aunque también se dice que, en
realidad, los íncubos y los súcubos son el mismo tipo de demonio, que adopta la
forma de hombre o mujer según los gustos de su víctima.
Suelen
acercarse a todo tipo de mujeres; mayores o jóvenes, casadas, solteras o
viudas, aunque comparten con los súcubos su debilidad por las mujeres
religiosas y de férrea moral, sobre todo las novicias. Disfrutan sabiendo el
dolor y la vergüenza que causarán a sus víctimas al despertar de su espantoso
sueño.
Muchas
de estas mujeres pueden incluso quedar embarazadas. Cuando esto ocurre existe
la posibilidad de que el bebé nacido sea un engendro a disposición de las
fuerzas del mal, o un poderoso humano mágico que se decline por hacer el bien.
Un ejemplo de este último caso es el del mago Merlín, de quien se cuenta que
nació de la oscura seducción de un íncubo a una monja.
Encantamientos
de cama
Los
súcubos e íncubos tienen la capacidad de realizar un encantamiento al lugar
donde se produce el ataque sexual, generalmente, la cama de la víctima, de
manera que cada vez que ésta descansa sobre dicha cama se drena parte de su
energía, que pasa directamente al demonio aunque esté lejos del lugar.
Este
poderoso hechizo puede acabar con la vida del mortal mientras que hace más
fuerte al demonio. Así, cuantas más víctimas consiga, más poderoso se vuelve.
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