Gabriela
siempre quiso tener un hijo y después de tantos años de estar unida a su pareja
Erick, por fin había logrado quedar embarazada. Erick no era precisamente el
novio o esposo modelo, era un bebedor, mujeriego, que trataba muy mal a
Gabriela, hasta había llegado a golpearla, por suerte para ella, desde lo del
embarazo, no había vuelto a hacerlo, pero su mal trato psicológico no había
cambiado para nada.
Gabriela
tenia una cajita de música, y cada vez que tenia problemas con Erick, se
encerraba en su habitación, le daba vueltas a la manecilla, y una melodía
triste pero a la vez hermosa salía de aquella pequeña caja, ella la colocaba
cerca de su ya pronunciada barriga, como para que su futuro hijo la escuchara,
mientras ella cerraba los ojos e imaginaba estar en cualquier lugar menos cerca
de Erick.
Una
noche, Erick regreso a casa muy borracho, al parecer Gabriela se había quedado
dormida y la cena no estaba lista, Erick enfurecido la fue a buscar a la habitación,
encontrándola dormida en una silla con la cajita en las piernas. Gabriela despertó
en un instante al escuchar los gritos enfurecidos de Erick, el cual le arrebato
la cajita para destruirla, Gabriela le grito que no lo hiciera, y tuvo una
lucha con el, Erick la lanzo al suelo, provocando que Gabriela se golpeara en
el estomago, produciéndole un aborto. Erick se fue de la casa al instante, y
fueron los vecinos quienes la llevaron al hospital.
Unas
semanas después, Erick se había ido definitivamente de la casa, Gabriela estaba
muy deprimida y triste por la perdida de su hijo, casi no comía, y parecía
haber perdido motivo para vivir, asi que para sentirse mejor, se sentó a
escuchar la triste melodía de su cajita música l, y transportarse a otra parte
cerrando sus ojos. Solo que esta vez mientras lo hacia, escucho unos pasos que
se acercaban a su habitación, Gabriela reacciono asustada, pensando que tal vez
era Erick quien había regresado, sin embargo al sostener la manecilla para que
la caja dejara de sonar, los pasos también cesaron de escucharse, tal vez era
su imaginación, pero al continuar con la música, los pasos continuaron, hasta
detenerse justo frente a la entrada de su habitación. Gabriela abrió los ojos
lentamente, y allí frente a ella, había una persona de baja estatura, tal vez
un niño, y no lo podía confirmar, porque estaba cubierto por una sabana, como
si se tratara de un niño jugando a ser fantasma. Este niño no se movía, estaba allí
parado con su sabana que le cubría de pies a cabeza. La música de la caja estaba por terminar, Gabriela se
acerco al niño para descubrirlo y verle el rostro, pero al finalizar la música,
el niño simplemente desapareció. Aun así, algo no estaba bien, la situación se siguió
repitiendo cada día, pero Gabriela no lograba ver que o quien estaba debajo de
la sabana, aunque le aterraba, en el fondo ella sentía que tal vez era aquel
niño en su vientre que nunca pudo nacer.
Una
mañana mientras Gabriela no estaba en casa, su peor pesadilla se hizo realidad,
Erick regreso a casa, entrando con su propia llave, pateando las cosas molesto
porque ella no estaba.
-Donde
estará esta maldita mujer, la esperare aquí en su habitación, y mejor será que
no demore. Vaya! esta parece ser esa entupida caja de música que siempre esta escuchando, que música tendrá? Erick en su ignorancia y arrogancia,
giro las manecillas para activar la triste melodía de la caja, y claro, los
pasos comenzaron a sentirse a medida que la música avanzaba, Erick también pensó que era tal vez
Gabriela que regresaba, pero el también vio a este niño cubierto con la sabana
cual fantasma parado allí en la entrada sin moverse, solo parecía mirarlo.
-Pero,
quien diablos eres tu chiquillo, como entraste aquí?, será mejor que te largues
antes de que te golpee…
Aun
la música no terminaba, y Erick se abalanzó
a quitarle la sabana al niño descubriéndolo, no pudo contarle a nadie lo que
había debajo de aquella sabana de cama, porque los vecinos solo escucharon su
grito de terror y muerte, localizaron a Gabriela quien se apresuro a llegar a
casa, al entrar estaba todo destrozado y al llegar a su habitación , allí
estaba Erick en el suelo sin vida, pero le faltaban sus ojos, los cuales parecía
que el mismo se había arrancado, para evitar ver el terror que había debajo de
la sabana.
La
cajita estaba en el suelo, Gabriela la levanto, y al abrirla, esta vez la música
se activo sola, ella no había girado la
manecilla, se escuchaban los pasos que regresaban, Gabriela trataba
desesperadamente de hacerla callar, pero era imposible, la tiro contra el piso,
pero allí estaba el niño en la entra, ya la estaba mirando, y para terror de
ella, la caja seguía produciendo su triste melodía, el niño se acercaba
lentamente a Gabriela, quien estaba en el suelo tratando de tapar su rostro con
las manos para no ver, el niño fue removiendo la sabana de su cuerpo al sonar
de la melodía, se podían ver sus pies, que parecían patas, sus manos que eran
como pequeñas garras, Gabriela cerro sus ojos con toda su fuerza para no ver el
rostro, pero el niño dijo algo que la hizo abrirlos de golpe.
-Mami,
porque no me miras a la cara?
Gabriela
levanto su mirada y luego de gritar igual que lo hizo Erick, se empezó a
arrancar los ojos con sus dedos, era como si lo que estuviera viendo fuera algo
tan terrorífico, que les obligaba a hacerlo. Los vecinos encontraron ambos cadáveres
sin ojos, nadie se explicaba que podía haber pasado. Tal vez nunca se trato del
hijo que no nació, tal vez era otra cosa, algo diferente, quizá algo despertó
dentro de esa cajita de música que ahora
esta allí, esperando ser recuperada por alguien.
Y tú
¿aun sigues conservando la cajita musical que te regalaron?
Porque
pudiera ser la misma.
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