James
era un joven solitario que apenas tenía amigos. Vivía en una casa muy grande
con sus padres y hermano mayor, pero pasaba buena parte del tiempo solo en
casa, en la compañía de su única amiga que se llamaba Patricia.
A
los dos jóvenes, les encantaban los juegos de rol y sentían una especial
fascinación por lo oculto. De hecho, participaban con bastante frecuencia de
todo tipo de actividades organizadas por una Asociación que se encargaba de
investigar fenómenos de índole desconocida.
Una
mañana de miércoles, James recibió un correo en el que se le invitaba a
participar de una reunión, así que cogió el teléfono móvil rápidamente para
llamar a su amiga Patricia, que justamente había recibido idéntico e-mail en el
que se exponía la misma invitación que había recibido James.
Dos
días más tarde, con la llegada del fin de semana, los dos jóvenes habían
quedado en una calle cercana al residencial en donde vivían con sus familiares
para dirigirse a la supuesta reunión a la que estaban invitados, en compañía de
una grabadora y su cuaderno de anotaciones.
Cuando
llegaron al lugar, no necesitaron llamar al timbre puesto que la puerta estaba
abierta y pudieron pasar. No obstante, en la casa no había nadie y algo les
hizo sospechar que se trataba de una mala idea estar allí, porque se
encontraban en una casa que muchas personas afirmaban estaba maldita.
Se
encontraron una mesa con alimentos y una gran cantidad de productos, por lo que
decidieron empezar a comer algo y esperar al resto de invitados que suponían
serían muchos a juzgar por la gran mesa que en el lugar había, pero no aparecía
nadie por el lugar.
Pasaron
las horas y como tenían bastante sueño decidieron quedarse a dormir en la casa,
buscaron una habitación con dos camas y aparentemente bien cuidada para descansar
un poco, antes de regresar a sus casas a la mañana siguiente.
Pasadas
las 00h de la noche, empezaron a escucharse extraños ruidos procedentes de
debajo de sus camas. Por este motivo, James decidió agarrar su linterna y
asomarse para explorar quién era el responsable de aquellos ruidos tan
tenebrosos, pero una mano lo agarró fuertemente y llevó con él debajo de la
cama. Cuando Patricia hizo lo mismo, James no estaba y tampoco había nadie. La
chica salió corriendo, mientras gritaba que unos ruidos se llevaron a su amigo.
A
día de hoy, las autoridades policiales siguen buscando al joven James sin
éxito.
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