Esta
historia ocurrió en un barrio de Santa Fé capital, más exactamente en una
escuela. Estaba entrando al salón de clases cuando alguien mencionó:
¿Dónde
esta Gustavo?
Luego
sólo se escuchó silencio, cuando entramos al salón la profesora se dio cuenta
de que Gustavo no estaba, y se sorprendió mucho ya que era el niño mas
estudioso de la escuela, ni siquiera faltaba cuando estaba enfermo, era muy
extraño no verlo. Yo escuché algunas historias de lo que le pasó, pero no creí
en nada de esas estupideces. Así que fui a preguntarle a la portera sin esperar
respuesta alguna, pero ella me dijo que a él lo había atrapado el demonio del
horno, por supuesto no le creí, pero luego dijo:
-Debes
creer esta historia, ya que si entras a la portería, no saldrás jamas.
La señora
me lo dijo como llorando así que me asusté un poco. Luego de dos semanas sin
que apareciera Gustavo, empecé a creerme esa historia, y entonces se me dio
como idea ir a comprobarlo. Pero mis compañeros no estaban de acuerdo, mis
amigos, que siempre habían querido tener una experiencia paranormal, estuvieron
de acuerdo.
A la
noche de ese mismo día, nos dirigimos directo hacia la portería, uno de mis
amigos llevó una navaja bien afilada, por si algo se salía de control.
Cuando
llegamos dentro de esta no había nada, solamente un horno, este era medio
viejo, y no estaba conectado a nada, ni siquiera al gas, solamente estaba
apoyado contra la pared, así que decidimos quedarnos hasta el día siguiente.
Exactamente
a las 12:00 me desperté y un brillo color oro emanaba de dentro del horno, en
menos de 2 segundos un brazo, parecido a un tentáculo comenzó a salir de la
puerta del horno, traté de despertar a mis amigos, pero no pude y al darme
cuenta ya habían salido 5 tentáculos, uno para cada uno de nosotros, yo estaba
petrificado ante esa escena, y más aún cuando uno de ellos atrapó a uno de mis
amigos y se lo llevó dentro.
En
eso mis otros amigos se despertaron, y se encontraron con esa horrorosa escena
que les heló la sangre, luego los tentáculo nos atraparon a nosotros, yo
intenté gritar, pero uno de estos me tapó la boca, traté de soltarme, y gracias
al sudor que tenía pude zafarme, y correr hasta salir afuera. Desde allí pude
ver como a mis amigos se los tragaba el horno, desde ese momento no volví a ir
a la escuela, hasta tenía miedo de dormir, lo que es seguro es que ese horno
sigue estando en esa escuela y se han reportado mas casos de desapariciones de
personas.
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