Ésta un día le brindó una golpiza
que hizo que su madre la maldijera.
Esta joven falleció antes que su
madre. La enterraron, pero a los tres meses su madre se percató de que la mano
de su hija sobresalía de la tumba. Hizo que la enterraran por encima. A los
tres meses de nuevo se dio cuenta de que la mano de su hija sobresalía. Esta,
preocupada, llamó a un sacerdote para que observara el caso. Este la bendijo y
la mano ya no volvió a salir.
Después de años la gente que
vivía en las inmediaciones del cementerio comenzó a observar a una joven toda
de blanco vagabundear por el cementerio.
Una noche un dj de la ciudad que
siempre pasaba por ahí después de su noche de trabajo se fijó en una joven, le
dijo que subiera a la moto, ella accedió y sólo se inmutó al decir dónde vivía;
él la tomó de la mano y notaba que era demasiada blanca y helada, le prestó su
casaca y la llevó a su casa.
Al día siguiente se dio cuenta de
que le había prestado su casaca a la joven, fue a su casa y al preguntar por
ella su madre se enfureció y casi lo maltrata, pero le sorprendió la
insistencia del joven así que le dijo que su hija había muerto. Él no le creyó
ya que la noche anterior la había visto, la madre lo llevó a la tumba de la
hija y para sorpresa de los dos estaba la casaca sobre la tumba. Los dos se
volvieron locos: el chico se suicidó en el manicomio y de la señora no se sabe
nada.
Hasta ahora se le puede ver a
Monica, la condenada, en las inmediaciones del cementerio de esta ciudad.