Los vecinos dicen que ven el
espíritu de una señora en la puerta de una vivienda supuestamente embrujada.
Cuentan que apenas oscurece se escuchan ruidos. Una historia que espeluzna
hasta a los más valientes.
Abandonada. Durante años hubo en
la puerta un cartel que decía "Esta propiedad no se vende ni se alquila”.
Ahora desaparecieron los rastros de aquel avisador.
Cuenta la leyenda urbana que en
esa casa, propiedad de una familia de apellido Chuck, funcionaba una especie de
escuelita en la parte trasera hace 70 años. En la década del ’40, una mujer que
trabajaba allí murió misteriosamente y desde el momento de su muerte, el
espíritu nunca se fue y se quedó vagando. Los vecinos dicen que se
acostumbraron a ver una mujer sin brazos, que teje en la puerta de la vivienda
ubicada sobre calle Urquiza, metros al norte de Pedro de Valdivia.
"El problema acá es la
noche. Todos hemos sentido ruidos que salen de la casa, estamos muy
acostumbrados. Mi hija me contó que vio a la mujer que teje sin brazos en la
puerta de la casa a eso de las ocho cuando pasaba en bicicleta”, contó Alicia
Ortiz de Moreno, una señora que vive a dos casas del lugar.
El fantasma es de una mujer
anciana, que usa rodete. "El espíritu lo han visto en el frente de la
casa. La señora está sentada tejiendo. Las agujas flotan en el aire y nada más
se sabe sobre ella”, relató Alicia.
El chillido del portón cuando se
abren las rejas recibe a todo aquel que desee ingresar a la casa. Como no hay
puertas, porque están todas rotas y saqueadas, el acceso es sencillo por la
parte de atrás. Es difícil no sentir un escalofrío al pasar. Las paredes tienen
mensajes satánicos escritos en color negro, alertando sobre presencias malignas
en esa casa que todavía goza de una arquitectura exquisita a pesar del añejo
abandono.
La cocina es el primer lugar que
uno debe atravesar para llegar al que fue el living. Un coqueto empapelado de
color oro y crema llama la atención, pero inmediatamente, cuando la vista hace
foco, se observan las letras del tan temido juego de la copa. Otras
inscripciones haciendo alusión al diablo se ven en el lugar, que provoca
sensaciones terroríficas al visitante.
Al lado del living hay un garaje
que tiene un baño en su interior. Este estilo, para la antigüedad de la
vivienda, demuestra que quienes la construyeron tenían un poder adquisitivo
destacado. Allí también los empapelados tienen inscripciones satánicas, que
aluden a juegos de magia negra, según contaron vecinos a Tiempo de San Juan,
quienes no quisieron entrar al lugar por miedo.
En la parte central de la
vivienda hay una escalera. Una leyenda escrita con crayón negro advierte:
"El que tira de la cuerda, no podrá salir jamás”. Cada peldaño se hace
interminable, porque por más que se pretenda no sentir nada, el miedo invade
cada paso que lleva a la parte superior de la casa. En los escalones hay hasta
bolsitas con sal que anticipan un panorama aún más tenebroso que en la planta
baja.
Son tres las habitaciones que hay
arriba. Hay distintos tipos de escritos y hasta hay dibujado un macho cabrío
gigante en una de las paredes. Apenas los zapatos se ponen en contacto con el
suelo, se siente un crujido que mete miedo. En una de las piezas hay un par de
guantes tirados, pegados de un dedo. Es un ritual para atraer al ser amado que
se fue con otra mujer,dicen los vecinos, que parecen expertos en estos
rituales.
Un pasillo sin luz conduce a los
otros dos cuartos. Ambos iguales de tenebrosos. Techo a dos aguas, dos
ventanitas en las partes frontales de las habitaciones, que dan a la calle.
Todo la atmosfera le provoca a quien visite esta tenebrosa casa que parezcan
horas en vez de escasos minutos los que se encuentra dentro.
Según contaron los vecinos, ya se
acostumbraron a vivir con miedo. Los "brujos” que cumplen con trabajos
malignos son los principales visitantes de la casa. Llevan velas e invocan
espíritus del infierno. Pero ellos no son los únicos que van a la vivienda, ya
que dicen que algunas parejas enamoradas sin dinero entran a la casa a darle
rienda suelta a su pasión. Hace apenas una semana, tuvieron que llamar a la
policía para que saque a dos jóvenes que ocuparon la casa como albergue
transitorio.
Los que no se acostumbran para
nada son los obreros que trabajan en la construcción de departamentos al lado
de la tan temida casa embrujada. "Nosotros nos vamos apenas anochece, no
queremos estar acá, nos dicen que hay brujas, que funcionaba una escuela. Por
eso le dijimos a nuestro patrón que trabajamos acá siempre y cuando nos vayamos
apenas oscurezca”, contó uno de los jóvenes trabajadores que cumple tareas en
el terreno lindero.
"Guarda, váyanse que va a
salir la bruja”, gritó un vecino en bicicleta que pasó por el lugar al tiempo
que su imagen se desvanecía en la lejanía. Fueron esas palabras las que le
pusieron fin a la visita.