-¡Sean todos bienvenidos a
nuestro espectáculo! – Son las palabras del anunciador de la función al cual la
gente no puede ver, el público aplaude sin saber por qué, pero cuando alguien
se para en el escenario a saludar uno debe responder de alguna forma, así que
todos aplauden… – Están a puno de presenciar el espectáculo más impresionante
de todos los tiempos, sus ojos jamás han visto ni verán nada más extraordinario
de lo que presentaremos a continuación. – Vaya amenaza.
El telón está cerrado y el público
no sabe que esperar a continuación, saben que algo extraño puede suceder, ya
que fueron invitados a esta función de forma anónima, el teatro parece cerrado
desde afuera, como si los organizadores no quisieran que el resto del mundo se
enterara, ¿pero quién quiere hacer un espectáculo sin que el mundo se entere?,
¿o que tiene esta gente en especial para poder observar este espectáculo que
prometieron tan fabuloso?
El telón se abre pero no se ve
absolutamente nada dentro, de hecho nadie puede distinguir casi nada en ningún
lado, con trabajos alcanzan a verse unos a otros, solo esa gran cortina roja se
distinguía, pero ahora ya no está. El público está nervioso, algunos piensan en
la forma más discreta de salir, pero es tal la oscuridad y el silencio del
lugar que tratar de salir seria todo un escándalo, y además, ¿qué tal si toda
esta gente es realmente importante y yo solo recibí la invitación por error o
por sorteo? se preguntan sin saber que nadie pago su estadía aquí, todos
recibieron solo un boleto y de forma anónima.
El vacío y el silencio parecen
eternos, hay quien está realmente asustado, algunos tosen con la esperanza de
que algo se escuche como respuesta, pero todos tienen miedo de hacer
movimientos o sonidos drásticos. Un hombre en la segunda fila siente que no
puede más, es un hombre gordo y calvo, trae puesto un suéter de esos que tejen
las abuelas para navidad, y usa unos gruesas lentes que le hacen ver unos
diminutos ojos que no paran de moverse de manera nerviosa, comienza a sudar y
su corazón late como nunca antes lo había sentido, parece que este quisiera
salir de su cuerpo y echar a correr; la angustia y la incertidumbre están a
punto de hacerlo enloquecer, cuando de pronto algo comienza a distinguirse en
el escenario, es como si un ciego recuperara la vista, se ven apenas unos
bosquejos de luz, que comienzan a tomar forma, para el asombro del público,
cuando logran distinguir lo que aparece es un reloj digital enorme que está
corriendo. El reloj marca: 00:00:57, el público se da cuenta que solo llevan
ahí 57 segundos, el reloj cambia 58, 59… y por fin al minuto.
La gente está apenada, no pueden
creer que se estaban volviendo locos y solo pasaron un minuto en completa
oscuridad. El reloj se apaga y comienzan a encenderse luces un el escenario,
pero no hay nada ahí, solo luces blancas que apuntan directamente al público, y
ahora la gente se tapa los ojos por tanta luz, son tantas las luces que no
saben de dónde vienen, y cuando más preocupados están en su vista el silencio
se rompe con un sonido similar a un silbido, casi inaudible pero todos lo
perciben, es un sonido que pereciera rodearlos, es como si girara alrededor de
ellos, hay quienes piensan: “Que buen sistema de audio”, pero el asombro les
dura poco ya que el silbido comienza a aumentar su volumen, el público piensa
que es suficiente, que ya es hora de que el maldito espectáculo comience y se
dejen de juegos, pero el sonido no para, y se hace cada vez más intenso, todos
cubren sus oídos pero no funciona; la gente comienza a gritar, piden que se
detenga, pero se dan cuenta de que no pueden oírse a sí mismos ni a los demás,
el silbido lo abarca todo.
Un joven de las últimas filas de
la sala trata de buscar donde están las bocinas, la demás gente no está muy
segura de lo que trata de hacer, y es que de que le servirá la bocina si no
puede alcanzarla; pero su esfuerzo es en vano, no logra encontrar nada, así que
sale de su asiento para buscar la puerta, pero en la parte de atrás también hay
luces apuntándolo, y no puede ver nada a su alrededor, lo único un poco visible
es el techo donde buscaba las bocinas; el joven cae al suelo desconsolado en
llanto, la gente está en pánico comienza a correr y a tratar de buscar una
salida, pero no hay forma de salir, está completamente cerrado el lugar, así
que deciden escapar por el escenario, el primero en intentarlo es una mujer de
mediana edad, corre con todas sus fuerzas hacia el escenario pero de pronto se
detiene y cae inconsciente al piso, los demás no pueden creer lo que ven, la
mujer cayo muerta con la cara destrozada y su sangre parece flotar en el aire.
Algunos de los presentes caen desmayados de la impresión, los demás están en
shock, hasta que un hombre de la última fila se acerca a querer tocar la sangre
que flota en el aire, para descubrir que hay una enorme pared de cristal frente
a ellos, la cual los separa del escenario, es tan inmensa y clara que no lo
habían notado antes.
Las luces que dan vueltas por el
lugar y el silbido no se han detenido, así que nadie puede comunicarse, es como
si fuera un salón de ciegos, sordos y mudos. La desesperación es alucinante, la
gente comienza a golpear lo que tiene en frente, sea pared, butaca u otra
persona, y cuando los golpes no son suficientes comienzan las mordidas, los
jalones de cabello; las mujeres se quitan los tacones y los encajan donde
pueden, en cabezas, espaldas, atraviesan ojos y todo lo que se les atraviesa;
los hombres se quitan los cinturones, las llaves t zapatos para lanzarlos a
todo lo que se mueve. De pronto se dan cuenta de que ya no solo predominan el
color blanco de la luz y el negro del techo y el suelo, ahora pueden verse
destellos rojos por todas partes, y poco a poco se dan cuenta de que ya no oyen
el silbido, aunque sigue ahí.
Después de unos segundos y cuando
la carnicería esta un su máximo apogeo la intensidad de las luces y el silbido
que los rodeaba se van desvaneciendo, así que otra vez en completa oscuridad
solo pueden oír sus propios gritos y los lamentos de los que yacen heridos en
el suelo. Y en el momento menos pensado las luces naturales del teatro se
encienden y todos logran ver el teatro cubierto completamente de sangre, los
cuerpos mutilados por ellos mismos, la sangre que escurre de sus bocas, ya sea
por golpes o por haber mordido a alguien, el horror que presencian es increíble
y solo pueden recordar las palabras del anunciador: “sus ojos jamás han visto
ni verán nada más extraordinario de lo que presentaremos a continuación”, era
verdad, el reloj en el escenario reaparece y marca: 00:04:57… después 58, 59, y
finalmente 00:05:00
Del otro lado del cristal una
multitud de hombres y mujeres finamente vestidos se levanta de sus asientos y
aplauden con una gran ovación por el espectáculo que les prometieron, y por el
cual pagaron tan alta suma de dinero, el telón se cierra para ambos lados y los
adinerados espectadores comienzan a salir tranquilamente por su lado del teatro
en el cual hay alfombra roja en el piso, reflectores a los lados y una gran
marquesina que con letras luminosas anuncia el espectáculo que presenciaron
hoy: “Cinco minutos”