Cuenta la leyenda a que había una mujer araña
llamada Asibikaashi que cuidaba a la gente de la tierra. La mujer araña, velaba
por toda criatura de nuestro mundo, inclinándose sobre las cunas y las camas de
los niños mientras tejía una fina, delicada y fuerte telaraña que era capaz de
atrapar todo mal entre sus hilos y hacerlo desvanecer al alba.
Cuando su pueblo se dispersó por
América del Norte, le comenzó a resultar muy complicado cuidar a todos los
niños, por lo que las madres y abuelas tuvieron que comenzar a tejer redes con
propiedades mágicas que atrapan los malos sueños y las pesadillas, protegiendo
así a sus niños.
La antigua leyenda de los indios
ojibwa sobre los atrapasueños habla de que los sueños pasan por la red
filtrando y deslizando los buenos sueños a través de suaves plumas hasta que
llegan a nosotros. Los malos sueños, sin embargo, son atrapados en el tejido y
mueren con el primer haz de luz del día.
Sin embargo, para el pueblo
lakota de la tribu sioux del Norte de América, los atrapasueños funcionan de
forma diferente. Es decir, las pesadillas pasan por la red mientras que los
sueños quedan atrapados en los hilos y se deslizan por las plumas hasta la
persona que está durmiendo.
Lo malo se bloquea y se destruye, lo bueno se queda con nosotros
Hay personas que otorgan a esto
un significado diferente, entendiendo la palabra sueños como aspiraciones,
deseos o anhelos. Por lo tanto, los atrapasueños servirían para conseguir lo
que nos proponemos.
Lo cierto es que no podemos
asegurar que alejen o no los malos sueños, las malas energías o las malas
vibraciones pero, sin embargo, resulta pacificador estar en contacto con la
cultura india.
Esta cultura nos ha colmado y nos
colmará siempre de saber y de tradiciones milenarias que debemos luchar por
mantener cerca de la manera más fiel posible, pues de algún modo les debemos
gran parte de nuestra sabiduría.