Oscuridad, frío, el ruido de los
autos en la calle y la aterradora mirada en los ojos de mi víctima,
observándome fijamente como un ratón asustado delante de un gato,aunque en este
caso es diferente, porque los gatos no tienen la capacidad de disfrutar el
momento, ni tampoco amarran a sus presas en una silla, pero bueno, cada especie
con sus métodos, después de todo, mis motivaciones son un poco más…
instintivas.
Me acerco lentamente, le sujeto
el rostro y ella me clava la mirada, como si creyera que, de algún modo, algo
va a pasar y la voy a dejar da salir, pero no, eso no va a suceder, sólo una
persona saldrá caminando de la habitación.Me detengo un poco en los detalles,
su cabello negro, largo y sedoso, su piel blanca, con un leve bronceado, le
sienta muy bien, el maquillaje es simple, delicado, o por lo menos lo era antes
de que las lágrimas se lo estropearan, y sus ojos, esos ojos verdes
maravillosos, perfectamente delineados, me fascinan, despiertan en mi cierto…
deseo, difícil de explicar.
Presiono levemente su cabeza
contra el espaldar y siento como su respiración aumenta y el corazón se le
acelera, luego tomo la cuchara y la coloco debajo de uno de sus bellos ojos, y
ella llora, a cántaros, se estremece y hace fluir las lágrimas, siento como
tiembla y eso me emociona, me hace sentirme vivo mientras extraigo mi trofeo y
lo desprendo de su cuerpo cortándole la raíz con unas tijeras quirúrgicas,
nunca se es demasiado cuidadoso.
Es bueno cuando lloran, la salinidad
de las lágrimas ayuda a que mi trofeo se mantenga en buen estado dentro del
frasco, este es el número quince de la colección, últimamente esta siendo
difícil encontrar joyas como esta.
Me vuelvo hacia mi víctima, veo
el dolor en su rostro, la palidez de su piel y la tinta roja escurriéndole por
encima… toda una obra de arte, aunque tal vez ella no lo aprecia de la misma
forma que yo, pero no importa, después de todo yo soy el guionista, además, es
una lástima que haya tenido que cubrirle la boca, por lo general me gusta
escuchar sus gritos, le dan ese éxtasis tan preciado al momento, pero ella ha
sido buena, muy buena, supongo que tendré que aminorarle el sufrimiento.
Normalmente me gusta degollarlas
y verlas desangrase, pero por esta haré algo especial, así que me acerco
nuevamente y ella cierra los párpados y aprieta fuertemente, supongo que piensa
que vengo a por el otro ojo, pero con uno es suficiente, ella puede quedarse el
otro, como recuerdo quizá.
Al tocar su nuca siento la
humedad en su piel, las venas cada vez más secas y la temperatura descendiendo,
localizo el cerebelo e introduzco rápidamente la navaja; muerte instantánea, ya
no puede sentir más dolor, un merecido descanso para alguien que ha sido tan
cooperativa, ahora sólo hay que deshacerse del cuerpo… o dejarlo a la entrada
de la comisaría para que lo encuentren más rápido, de cualquier manera a mí no
me van a encontrar, nunca lo harán, ellos no lo saben, pero soy yo quien
gobierna este lugar.
Al final de todo la envuelvo en
un plástico negro y la lanzo al mar, la marea hace el resto, conduzco hacia el
supermercado, compro algunas cosas y me divierto oyendo los comentarios de la
gente común sobre las catorce jóvenes desaparecidas, para cuando se enteren que
ahora son quince yo ya habré contado dieciséis, siempre estoy por delante de
ellos, no me sorprende, ellos están más preocupados por sus partidos de fútbol
y sus novelas pudre cerebros y no prestan atención a la pelirroja que acabo de
drogar y que ahora estoy metiendo al maletero .