El charro del cerro del muerto al
oriente de la ciudad de parras se encuentra un cerro llamado del santo cristo
que por un tiempo fue cuidado por las monjas del asilo quinta manuelita cuenta
la leyenda que los vecinos de ese lugar lo llamaron cerro del muerto porque
durante las noches se aparecía un charro que escoltaba por veredas a una
carreta que presumiblemente contiene un cargamento de monedas y víveres que se traían
para el pago de los peones del Márquez de aguayo el cual era el amo y señor de
la región el cargamento despertó la codicia de los bandidos y asaltantes los
cuales una noche emboscaron y asesinaron a los cocheros de la carreta y al
jinete que la custodia después del crimen los ladrones tomaron las monedas y
las enterraron junto con las personas que mataron pero al volver al lugar y
buscar el tesoro nunca lo hallaron hasta al día de hoy se comenta que por las
noches se puede escuchar el crujir de una pesada parte y el cansado andar de
unos caballos además en las noches se puede ver las siluetas de un jinete
vestido de charro y de una carreta que buscan a su amo para cumplir su trabajo
y entregarle el cargamento y poder descansar en paz algunas personas que creen
en la leyenda buscan ese tesoro sin tener éxito.
Esta pequeña ánfora o más bien el contenido que puso en ella un muchacho muy joven pero muy listo acabó con una macabra presencia que tenía aterrorizados a los habitantes de un barrio. Los habitantes del barrio estaban fastidiados porque noche tras noche al sonar las doce, aquel animalejo les interrumpía el sueño con sus graznidos, pero no solo con aquellos desagradables sonidos, sino con palabras pues según mucha gente, aquel cuervo era nada menos que el mismismísimo lucifer, durante el día se refugiaba en la vieja casona pero al llegar la noche salía de su guarida para revolotear entre las casas, a veces en las bardas y en el empedrado de la calle proyectaba una sombra extraña y por eso muchos de los habitantes estaban convencidos de que se trataba del mismísimo diablo. En aquella época llego a vivir al barrio un matrimonio con sus tres hijos cuyas edades oscilaban entre los 10 y 16 años, Juan era el mayor, Miguel el de en medio y Santiago el más pequeño...
