Sentado en un viejo sillón de mi
casa escucho con los ojos cerrados una vieja canción de piano que escribí junto
a mí ya difunto padre. Aun no lo puedo creer, el hombre que me recogió de aquel
orfanato ha muerto, aun no sé cómo murió.
En ese momento mi mar de
pensamientos fue interrumpido por una voz que me fue un poco familiar. ‘No, tu
si sabes cómo morí’, dijo la voz misteriosa. Yo repliqué: ‘claro, espero llegar
a mi casa pronto’.
La voz misteriosa dijo: ‘no, aun
no es tu casa, sigue siendo la mía hasta que lean mi testamento’.
En ese momento un escalofrió
inexplicable se adueñó de mi cuerpo abrí los ojos y enfrente de mi estaba mi
padrastro. Él dijo: ‘¿sorprendido de volverme a ver?’, yo dije con una sonrisa
sarcástica: ‘no, tu tan solo eres el dolor que siento por la pérdida de mi
querido padre’. El padrastro sonrió y dijo: ‘o tal vez tu locura proyectada en
uno de tus más profundos miedos’. Yo pregunte: ‘¿miedos? Yo no te tenía miedo
padre, yo te admiraba, yo te quería’. Y mi padrastro se desapareció en la
obscuridad de un rincón.
Suspiré y volví a cerrar los ojos
para concentrarme y escuchar esa hermosa melodía del viejo y olvidado piano. De
repente alguien tocó la puerta, baje rápido para ver quién era y vi a Lorena,
una vieja amiga de mi padrastro. Ella se encargaba de preparar los difuntos
para el funeral, mi padre siempre le dijo a Lorena que el día que muriera
quería que ella misma lo preparara para verse espectacular en su entierro.
Lorena me sonrió y me dijo: ‘ya
está todo listo para el funeral de tu padre’. Yo respondí: ‘muchas gracias por
ayudarme con todo esto Lorena’. Ella respondió: ‘no hay de que, esto que estoy
haciendo es lo que siempre quiso tu padre, bueno nos vamos para preparar todo
antes de que los familiares lleguen’. Replique: ‘claro nomas deja apagar el
estéreo’, era de mala educación dejar a Lorena afuera así que la invite a
pasar, ella parecía muy sorprendida por la gran casa de mi padre, ya cuando
llegamos al segundo piso apague el estéreo y mi padre apareció al lado mío y
dijo: ‘acaso no te dije que nunca trajeras a nadie cuando yo no estuviera’, yo
respondí: ‘pues estas aquí no sé por qué te quejas’, Lorena un poco confundida
me preguntó: ‘con quien hablas’ yo respondí: ‘con nadie’, Lorena me que había
escuchado esa canción, es muy bonita y preguntó cómo se llamaba. Yo respondí:
‘no tiene nombre la escribí junto con mi padre’. Lorena me sonrió y dijo: ‘tú has
de tener muchos recuerdos hermosos de tu padre’, yo respondí: ‘si tengo
bastantes, de pronto mi padrastro se apareció al lado mío otra vez y me dijo al
oído: ‘y tan solo por eso me mataste’.
No lo pude creer mi padre o mi
locura no sé qué era él o esa cosa, pero me estaba culpando de la muerte de mi
padre. En el funeral todos lloraban por mi padre excepto yo, no sabía por qué
no lloraba por la pérdida de mi padre era mucho, pero al parecer tenía muchas
fuerzas para retener las lágrimas. Me senté y suspire mirando como otros que
conocían poco a mi padre lloraban desconsoladamente. De repente mi padre
apareció sentado al lado mío y dijo: ‘vaya cuanta hipocresía hay en este
pequeño cuarto’, yo le dije un poco enojado: ‘por lo menos ten un poco de
respeto hacia las personas que vinieron a verte’, él se rio y me respondió: ‘no
vinieron a verme a mí solo vinieron a ver a quien le dejé toda mi herencia, la
gente a veces llega hacer muy hipócrita cuando hay algo valioso de por medio’.
Entonces me llegó el recuerdo de lo que me dijo cuando estaba en casa con
Lorena y le pregunte: ‘por qué dices que yo te mate’, él sonrió y me dijo: ‘no
te hagas el tonto, yo sé, recuerda esa discusión y después no se empezó a oír
cucu cucu y me encajaste el cuchillo en el pecho.
Asustado le respondí: ‘no claro
que no, yo no fui’. Él se rio y me dijo: ‘nunca vas a escapar de mí, yo soy tus
miedos, soy tu locura yo soy tu padrastro’. no pude más y grite con todas mis
fuerzas: ¡Basta!, todos en el funeral me miraron como si estuviera loco, de
inmediato me fui del funeral y corrí hacia mi casa, me encerré y me puse en un
rincón y no sabía qué hacer, no sabía que pensar, como pude matar a mi propio
padre, me puse a llorar yo quería a mi padre y de repente el pareció frente a
mí y me dijo: ‘no, tú me odiabas me lo hiciste saber el día que llegaste
borracho’, yo sorprendido le pregunte: ‘como no entiendo llegue borracho por
favor dime qué fue lo que paso’, él me dijo: ‘llegaste borracho me dijiste que
me odiabas que siempre tenías que hacer lo que yo decía yo le respondí :
‘porque era cierto’, el me reclamo: ‘no yo siempre te di la opción, pero tú por
miedo a lastimarme siempre hacías lo que yo quería’.
Yo respondí: ‘es cierto ya lo
recuerdo todo se salió de control y tome el cuchillo… Lo siento padre’, de
repente una lagrima de sangre se notaba en la mejilla de mi padre y me dijo:
‘no me duele que me hallas matado, es más estoy orgulloso de que por primera
vez tú hagas algo por tu propia cuenta’, yo pregunte: ‘entonces ¿por qué
lloras?’ y él respondió: ‘me duele que tú me odies’, de repente me dolió el
pecho y yo también llore y le dije: ‘no, no es cierto, yo no te odio, yo te
agradezco por todo lo que hiciste por mí y tan solo quiero pedirte perdón’, él
sonrió, ‘no hay nada que perdonar’.
Mi padrastro bajó las escaleras
abrió la puerta y cerró, días después fui arrestado, confesé mi crimen y fui
sentenciado a 20 años de prisión me parecieron justos, un años después decidí
reunirme con mi padrastro.