La Cárcel y El Tribunal de la Acordada fue un recinto imponente y sombrío. Era un edificio de pesada arquitectura, que hasta mediados del siglo XIX, traía a la mente de las personas el recuerdo de un célebre Tribunal donde existió una prisión de la que salieron hacia el patíbulo miles de delincuentes que habían sembrado el terror y espanto en la ciudad.
La ambición es una mala consejera, al menos fue la causa por la que el mítico Charro Negro comenzó a aparecer en nuestro país. Se cuenta que hace muchos años en Pachuca vivían familias de mineros y jornaleros que trabajaban a deshoras y en condición de esclavos. Entre ellos había un hombre llamado Juan, un hombre ambicioso que no dejaba de quejarse de su suerte. Un día, al terminar su jornada laboral, se dirigió a la cantina más cercana y comenzó a beber en compañía de sus amigos. Ya entrado en copas comento: “La vida es muy injusta con nosotros. Daría lo que fuera por ser rico y poderoso.“ En ese momento, un charro alto y vestido de negro entró a la cantina y le dijo: “Si quieres, tu deseo puede ser realidad.“ Al escucharlo, los demás presentes se persignaron y algunos se retiraron. El extraño ser le informó que debía ir esa misma noche a la cueva del Coyote (pero no el coyote que tenemos aquí), que en realidad era una vieja mina abandonada. Juan asintió, más enva
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