El payaso llegó a la fiesta de mi hijo, y empezó a jugar con los niños. Desde la sala, yo alcanzaba a escuchar sus fuertes gritos de emoción. Luego de un rato, recibi una llamada, era el payaso que había contratado, diciendo que se disculpaba y que no podría llegar.
Alarmado, corrí al patio trasero para buscar al impostor, pero era demasiado tarde, el forense necesito 10 bolsas ese día, nunca pudieron dar con el responsable.
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