La leyenda sitúa el origen de esta gema en la India, donde se cree que estaba engarzado en una estatua de la diosa Sita, dentro de un templo de dicha deidad. Pero el diamante fue robado, y no se supo de él hasta los años 1660-1661, fecha en que el mercader francés Jean Baptiste Tavernier lo adquirió y se lo vendió al rey Luis XIV de Francia, en el año 1669, a cambio de 220.000 libras . Se cree que el diamante tenía una maldición, a consecuencia de la cual, tras venderlo, Tavernier terminó quebrando económicamente y huyendo a Rusia, donde murió de frío y su cadáver fue encontrado mordisqueado por las ratas… En cuanto al rey Luis XIV, éste guardó el diamante en un cofre, y en 1691 la gema apareció cuando se hizo un inventario del tesoro real. Fue allí que Madame de Montespan, amante del rey, se encaprichó con el diamante e insistió hasta que el rey se lo dio: grave error, ya que en poco tiempo cayó en la miseria y en 1707 murió en el olvido. Además, en los últimos años del