La noche del 31 de octubre es mucho más que una festividad de disfraces y dulces. Para muchos, es un tiempo de misterio y de respeto hacia lo desconocido, una noche en la que las barreras entre los vivos y los muertos se desvanecen, permitiendo que entidades y espíritus vaguen libremente. En este momento, conocido en antiguas creencias como Samhain, el mundo se convierte en un umbral hacia lo sobrenatural. A medianoche, cuando el silencio se apodera de las calles y la luna ilumina las sombras, se dice que las almas perdidas se aventuran fuera de sus dominios, buscando respuestas o simplemente queriendo sentir, una vez más, la esencia de la vida. Las historias cuentan que estos espíritus errantes se sienten atraídos por la energía de los vivos, y que aquellos que son sensibles a lo oculto pueden percibir presencias cercanas, susurros que se sienten en el viento, como si alguien estuviera muy cerca, respirando detrás de ti. La antigua costumbre de encender velas en esta noche tiene un pr